14 dic 2008

"Estad siempre alegres..." ¡El Señor está cerca!

Queridos hermanos

Leyendo esta Palabra, tomada de la carta a los Filipenses (Fil. 4,4-5)
"Estad siempre alegres en el Señor", os lo repito, ¡estad siempre alegres! Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca".
Viene a mi mente el verdadero sentido o sabor de la Alegría. En Navidad, la Alegría pudiera emanarse o producirse por distintas circunstancias o acontecimientos, como por ejemplo:
  • El compartir presentes
  • El recibir una remuneración o bono navideño bien jugoso para gastarlo en "la familia" esta Navidad
  • El tener salud
  • El tener a los que queremos aún con vida y poder estar con ellos
  • El tener la nevera y la mesa llena de comida y dulces para esta navidad
  • La casa bien pintada y decorada... Entre otros.
Pero, estas u otras cosas, ¿son realmente significativas para estar Alegres, no sólo en Navidad sino durante todo el año? De ser así ya entiendo porque durante el resto del año se nos olvida ser felices, ya que todas las anteriores no se cumplen durante todo el año de forma especial como pudieran cumplirse en Navidad. Y es un error de parte nuestra.

Nuestra alegría debe ser constante y un valor o sentimiento fijo, inamovible durante tod
a nuestra existencia. Nada más el hecho de sabernos amado por un Dios que se hace niño y viene al mundo a restaurar la dignidad del ser humano, ya no visto como criatura sino como hijo de un mismo Padre, debe ser para nosotros la fuerza que nos permite levantarnos a diario y decir: Este es el día que hizo el Señor (para mí de forma especial) me alegraré y me gozaré" (por encima de todo lo que me encuentre y donde me lo encuentre o de quién me la quiera arrebatar) Si no es así, entonces tenemos la tarea de reflexionar y actuar rápido en consecuencia sobre cuál alegría es la que estamos profesando y cuál nos está alimentando a diario, ya que por lo antes dicho posiblemente no sea la Alegría que viene de ser Hijos de Dios.

Les pregunto: ¿En qué radica la alegría de tu corazón? ¿Qué o quién puede moverla o quitártela por lo menos en un instante...? Si la Alegría tiene el poder de Dios, ni la muerte puede quitarla del corazón y prohibirnos transmitirla. Hoy lo reconozco y lo asumo. Ojalá ustedes lo hagan también. Un abrazo fraternal.