"El pueblo que caminaba en las tinieblas..."

Del Libro de Isaías 9,1-6: El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Porque todas las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán presa de las llamas, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: "Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz".
Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor

Amad@s:
Con esta lectura queremos resumir lo que para nosotros como Cristianos y Venezolanos representa la llegada de Jesús hace más de 2000 años y el recordarlo, celebrarlo cada Diciembre de cada año que él nos permite. Especialmente este año, declaramos en el nombre de Jesús, que estás palabras, esta profecía se realiza en nuestra tierra. Estamos pasando por momentos duros, por las noticias han de haberse enterado. No queremos especular, ni tomar extremos para un lado o para otro, ya que cada lado tiene su razón, su sensatez y su insensatéz. Pedimos a tod@s los que alcancen leer este post, nos apoyen con su oración, pídan para nosotros la Paz de Cristo, que es la única que aunque la tormenta azote la barca, puede mantenernos descanzando, durmiendo cual niño en su regazo, y a la vez atentos, con autoridad para decirle "Cállate"... Esa paz que nos hace instrumentos de su paz como lo describiera bien San Francisco de Asís. Esa paz que nos lleve como Santo Domingo de Guzmán a Encarnar la Palabra en nuestro ser para luego gestarla y darla a los hermanos.

Deseamos desde este pequeño punto en el globo terráqueo que la misma paz que pedimos oren por nosotros, sea derramada en gratitud en uds y en todos los que les aman.

Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!".

¡Alabado Sea Jesucristo!